Por Roger Prat
La semana pasada, Sebastián Lora escribió en su blog Creatividad para dummies y cómo hacer presentaciones distintas, un artículo en el que puso como ejemplo una presentación mía en Mallorca de hace 2 años.
Su artículo me hizo pensar durante el fin de semana: creatividad para dummies…
¿A caso no somos todos creativos por naturaleza? ¿No tenemos todos la capacidad de imaginar e inventar? Luego… ¿Por qué hay gente que se considera creativa y gente que no se define como tal?
¿Cuál es el secreto de la gente creativa?
A la presentación que hacía referencia Sebastián le tengo mucho cariño. Y por eso, leer sus amables palabras me trajo a la memoria muchos recuerdos de ese fantástico fin de semana.
Por supuesto, uno de los recuerdos más bonitos fue justo haciendo la presentación, viendo las caras de interés y de agrado del público, escuchando sus aplausos y comentarios… Sería hipócrita negar que esta parte de las presentaciones mola mucho. Sin embargo, la gran mayoría de los grandes recuerdos asociados a la presentación no corresponden al día en que la hice.
Guardo grandes recuerdos de los meses anteriores, desde que Sebastián me invitó a hacerla, una noche de Diciembre en Barcelona, hasta el día del ensayo general, en Abril. Me lo pasé en grande ideándola y preparándola.
Tener una idea genial
Muchas personas, cuando se proponen que quieren hacer algo creativo, se fijan como único objetivo el tener una idea genial, algo novedoso, inaudito, jamás visto anteriormente. Si lo consiguen, se muestran satisfechos. Si no (cosa que sucede en la mayoría de casos), se frustran y terminan por abandonar el propósito.
Dicho de otro modo, para mucha gente, lo único que vale es el resultado final. Es dar con esa idea rompedora que necesitan y llevarla a la práctica.
Pero no vivimos en un mundo de rosas, y por lo tanto, ni las ideas llegan tan fácilmente, ni siempre se pueden materializar de forma evidente.
Por eso, si lo único que te importa es el resultado final, tienes muchos números de frustrarte y abandonar el tortuoso camino de la creatividad.
Disfruta del proceso creativo
Pensando en la presentación de Mallorca, me di cuenta de que la mayoría de buenos recuerdos que me traía a la mente estaban relacionados con ese camino, con el proceso creativo.
Y no fue fácil.
Para empezar, encontrar una idea que fuera lo suficientemente rompedora como para poder hablar sobre la creatividad de forma creativa. Luego, una vez tuve la idea, buscar la forma de poder llevarla a la práctica (superando en el camino una serie de barreras tecnológicas). Luego construir un discurso en base a esa idea que fuera ameno a la vez que profundo…
Pero cada uno de esos retos llevan asociados los recuerdos de mi mismo enfrentándolos y superándolos.
Todo el proceso de tener una idea y convertirla en realidad fue divertido, más allá del resultado final. Aunque la presentación no hubiese ido todo lo bien que fue, yo ya me lo había pasado bien preparándola.
El secreto de la gente creativa
Quizás ese sea uno de los secretos de la gente creativa: aprendemos a disfrutar del proceso.
En lugar de obsesionarse con la idea final, la gente creativa nos lo pasamos en grande simplemente con la tarea de buscar esa idea (la encontremos o no). Hallamos placer en el proceso de buscar ideas e intentar llevarlas a la práctica. El simple reto de tener que encontrar una nueva solución a un problema nos pone.
Y la solución llega cuando lo estás disfrutando. Esa idea genial aparece cuando dejas de obsesionarte con encontrarla y empiezas a gozar del mero hecho de buscarla. Como dijo Albert Einstein, se trata de dejar que tu inteligencia se divierta.
Es evidente que podríamos optar por las soluciones convencionales ya existentes, pero entonces nos perderíamos lo mejor: el proceso creativo.
Así que si eres de los que no se considera creativo, hazte un favor. Olvídate de encontrar ideas espectaculares y céntrate en buscarlas divirtiéndote en el proceso.